martes, 29 de setiembre de 2009

RELIEVE DE UNOS PICOS Y UNAS ALAS



Camino rondas de la medianoche. El pasillo de los ecos desesperados me abruma, claman en la angustiosa canción de las cañerías, en la puerta desolada y en el vaivén taciturno de las voces callejeras. El sol cuajado aguarda como el guardián de los perros.
Y las aves que se estrellan en la ventana
-N o_ e s t i r e s_ l a _s o g a- parecen decir…
El aire frío penetra y acalambra mi estómago. El nudo ajusta una caricia desdeñosa sobre mi piel. El nudo: cosmos del filtrante tiempo de la muerte en mi cuello y de las aves sin plumas decapitadas ya sobre la mesa. Y gota a gota, litros de sangre, huellas: resaltan en sórdido y rojizo albor de escalofrío.

- ¿E x i s t e_ e l _p a r a í s o?-

- N o – Dicen:

-N o_ e s t i r e s_ l a _s o g a,_
n o_ i n c u r s i o n e s _
e n_ l a_ p e r p e n d i c u l a r i d a d
d e _l a_ s o g a_ y_ e l_ c i e l o,
n o_ d e s_ t u_ m a s a,
t u_ v o l u m e n,
t u_ t i e m p o…-

Y una piedra rompió la frase como los vidrios de la casa antigua o el débil esqueleto de las aves.

Ahora siéntate invierno. Sírvete de mis huesos, sírvete de mí que hasta mi propio perro hunde los colmillos hasta dejarme en oquedad. Entonces su aullido traicionero irrumpe como el viento en las grietas de la noche invierno invierno
i n v i e r N O

- ¿A ú n_ m u e v e n_ l a s_ a l a s_
l a s_ a v e s_ d e c a p i t a d a s_ e n_ l o s_ p l a t o s _
s o b r e_ l a _m e s a?-

Movimiento desincronizado de la cortina. Los papelitos peregrinan alrededor de mis pies. Un rostro rebelde e inesperado se asoma e insiste:

- N o_ e s t i r e s_ l a_ s o g a…

¿Los muertos piensan en la muerte? Anoto esto sobre la mesa cerca del ala izquierda de un ave decapitada y no estoy seguro. Apago la luz… la enciendo. En relieve: los intensos visos de la noche alargan sus ramas y acarician tímidamente la ventana. Los vidrios se empañan y es por mí…

-N o_ e s t i r e s_ l a _s o g a,
n o_ d e s_ u n_ g r a m o_ d e_ p i e l,
n i_ u ñ a
o_ p e l o.

No estires la soga a las 3 en punto de este insomnio donde los sueños son aves invisibles sobre la penumbra de los cuerpos desorbitados ante el estribillo enfermo del desequilibrado y narcótico universo.

La realidad está en el revés de mis ropajes pero ahora estoy desnudo y tengo hambre, mucha hambre. Es bueno tener hambre cuando las aves se estrellan a cada rato en la ventana, cuando uno se conmueve y desata la soga del cielo, siente al invierno derretirse como el cuerpo de un animal descomponiéndose irremediablemente sobre la acera, escucha el ladrido de un perro, siente el cajón que se cierra ocultando la soga, los pasos solitarios en rondas de la madrugada y en relieve: unos picos unas alas que pululan sobre el cielo inmóvil…

Ah… me pregunto si algún día dejarán de suicidarse en mi ventana.